
Sin desconocer algunos avances institucionales desarrollados en los últimos tiempos por las administraciones socialistas, creemos que se puede hacer mucho más, así como también nos urge mejorar la gestión de nuestros recursos. A pesar de nuestra pujanza natural, somos una ciudad endeudada, que no puede cumplir cabalmente con sus compromisos ni con la gente, como por ejemplo en el caso del tan pregonado presupuesto participativo, que no es obligatorio para el gobierno de la ciudad y al cual pocas veces se le presta atención.
En cuanto a lo institucional, creemos que es necesario acercar aún más el gobierno a la gente, para que podamos controlarlo mejor y volverlo más transparente, representativo y eficiente. Resulta fundamental a este respecto desarrollar un sistema electoral por circunscripciones uninominales a doble vuelta, como se usa en Australia. Esto implica que cada concejal sea elegido por un grupo distinto y más pequeño de ciudadanos, dividiéndose la ciudad, a efectos electorales, en tantas zonas como concejales haya que elegir, eligiendo cada zona o vecindario a su propio concejal, para que toda la ciudad esté representada y cada ciudadano conozca bien y pueda estar en contacto y controlar al concejal que lo representa. Además, al consistir el voto en una pequeña lista de nombres de personas por orden de preferencia, se puede en cada distrito hacer la votación a doble vuelta sin que sea necesario concurrir nuevamente a las urnas, agilizando el proceso electoral y garantizando una adecuada representación de las minorías.

Por otra parte, estamos seguros de que el rol del Estado es igualar las oportunidades, darle a cada persona las herramientas necesarias para poder avanzar y progresar en base a su propio esfuerzo, sacrificio y talento, sin impedimento u obstáculo innecesario alguno. Para ello, el Estado debe pasar a ser un agente amigo del emprendedor, y no su enemigo. El Estado debe coordinar tareas con las empresas y los emprendedores, para darle una mano simplificando los trámites burocráticos, cooperando para facilitar la contratación del personal adecuado y apuntando a que los ciudadanos puedan pagar la menor cantidad de impuestos que sea posible, para que puedan ahorrar, consumir, progresar e innovar sin otro límite más que su esfuerzo, determinación y talento.
Deseamos, a su vez, que Rosario y su gente sean protagonistas de una campaña cívica a favor de la autonomía de los municipios y las comunas, para que tengan más recursos propios y se den sus propias instituciones. La autonomía no es sinónimo de secesión, sino de una integración mejor, con menos impedimentos y restricciones, ni implica tampoco renunciar a la solidaridad entre las distintas zonas de nuestra provincia, ya que de eso se encargaría el gobierno provincial con sus propios recursos, sino simplemente acercar el gobierno a la gente para volverlo más eficiente y transparente.

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